Cultura de paz
La cultura de paz se forma en un proceso de acción a largo término, establecido sobre principios morales y éticos de reconocimiento universal, que busca sembrar en la mente de los seres humanos, los baluartes de la paz.
Educar en cultura de paz y formación ciudadana es un reto para la comunidad educativa, ya que deben ver sus diferentes componentes como una forma de transformar la sociedad, lo cual permitirá al ser humano encontrar soluciones que permitan enfrentar los conflictos sin violencia, con la fuerza necesaria para llegar a soluciones en las que todos resulten ganadores, en una sociedad tan convulsionada como la colombiana.
Este artículo tiene por objetivo reflexionar sobre algunos de los retos que se dan en la comunidad educativa en el proceso de formación de la personalidad, en busca de un nuevo tipo de ciudadano, capaz de interactuar, relacionarse con otras personas, respetar las normas de convivencia, conocer sus derechos, cumplir con sus deberes, e insertarse constructivamente en la nueva sociedad.
Los procesos pedagógicos que permiten crear una cultura de paz, deberán fomentar el proceso de apropiación de conocimientos relacionados con el territorio, la cultura, el contexto económico y social y la memoria histórica, con el propósito de reconstruir el tejido social, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución Política de Colombia.
El desarrollo de la cultura de paz se da, por medio de la educación. Las actividades educativas, plasmadas en campañas, proyectos de solidaridad, conferencias, museos, publicaciones, entre otras, persuaden a millones de personas, de la necesidad de fomentar una cultura de paz, posible y deseable.
Estas actividades difunden la idea, introducida por la Unesco y desarrollada por la asamblea general de naciones unidas que plantea, entre otras cosas que, la propia creación del sistema de naciones unidas, basado en unos valores y objetivos universalmente compartidos, ya fue un acto de gran importancia para una transformación que permitiera pasar de una cultura de guerra y violencia, a una cultura de paz y no violencia, que consiste en la asimilación de valores, actitudes y comportamientos, que reflejan e inspiran la interacción social y la redistribución, basadas en los principios de libertad, justicia y democracia, respeto de todos los derechos humanos, tolerancia y solidaridad; que rechazan la violencia y se esfuerzan por prevenir los conflictos, abordando las causas que los provocan, con el fin de resolver los problemas mediante el diálogo y la negociación, garantizando el pleno ejercicio de todos los derechos y medios, para participar en el proceso de desarrollo de la sociedad.
Se asume como objetivo reflexionar sobre algunos de los retos que se dan en la comunidad educativa en el proceso de formación de la personalidad, en busca de un nuevo tipo de ciudadano, capaz de interactuar, relacionarse con otras personas, respetar las normas de convivencia, conocer sus derechos, cumplir con sus deberes, e insertarse constructivamente en la nueva sociedad.
Este es un tema fundamental dentro de todos los ciudadanos porque al momento de tener cultura de paz lo tenemos.
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