Discriminación de genero

En todo el mundo, se niega el acceso al trabajo y a la formación a millones de mujeres y de hombres que perciben bajos salarios, o se ven limitados a determinadas ocupaciones, simplemente por razones basadas en su discapacidad, etnia, condición indígena o tribal, raza, religión, sexo, orientación sexual, identidad de género, opinión política o de otra índole, o infección real o supuesta con el VIH/sida real u otras enfermedades. La discriminación que sufren ciertos grupos, como las mujeres, las minorías étnicas o raciales, y los migrantes en el mundo del trabajo los hace muy vulnerables a la explotación y los abusos, por ejemplo, al trabajo forzoso.

 Frente a la imposibilidad de acceder a empleos decentes, los padres de minorías étnicas suelen verse obligados a recurrir al trabajo de sus hijos para poder sobrevivir. Sin embargo, la discriminación puede manifestarse de muchas formas y suele ser sutil e insidiosa, socavando la dignidad y el futuro de los pueblos. La discriminación impide a las personas tener voz en el trabajo y participar plenamente. La discriminación trunca las oportunidades, lo cual hace que se malgaste el talento humano necesario para lograr el progreso económico y se acentúen las desigualdades y tensiones sociales. La discriminación es uno de los impulsores de la exclusión social y la pobreza.



Un punto de partida importante para superar la discriminación es el derecho a la igualdad de oportunidades y trato respecto del empleo y la ocupación. Una de las claves para que la promoción de la igualdad en el mercado de trabajo sea exitosa es la participación activa de las organizaciones de trabajadores y de empleadores y de otras partes interesadas. 

La protección contra la discriminación es un derecho humano fundamental, indispensable para que los trabajadores puedan elegir libremente un empleo, desarrollar todo su potencial y cosechar su recompensa económica sobre la base del mérito. Asimismo, promover la igualdad en el lugar de trabajo tiene importantes beneficios. Los empleadores que practican la igualdad tienen acceso a una fuerza de trabajo más amplia y diversa. 

Los trabajadores que gozan de la igualdad tienen mayor acceso a la formación, y suelen percibir salarios más elevados y mejorar la calidad de la mano de obra en general. Los beneficios de la economía globalizada se distribuyen de manera más justa en una sociedad donde reina la igualdad, pues esta redunda en mayor estabilidad social y en un apoyo público más amplio para fomentar aún más el desarrollo económico.


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